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Minas romanas de Las Médulas

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El entorno de Las Médulas, al noroeste de los Montes Aquilanos y al lado del Valle del río Sil, contiene en sus parajes una marcada impronta de la presencia romana y de los asentamientos indígenas previos a su llegada. Un único y auténtico paisaje cultural creado por la huella de las actividades productivas mineras y que es muestra de la capacidad del imperio romano para transformar los territorios bajo su dominio.

Los astures, los pobladores indígenas, construyeron pequeños poblados en zonas escarpadas de fácil defensa, que contaban con sistemas defensivos formados por murallas y fosos que protegían sencillas viviendas circulares. Además de sus actividades tradicionales de subsistencia, como la agricultura y ganadería, ya obtenían oro de los ríos de la comarca mediante la técnica del el bateo, con el que conseguían elaborar vistosas joyas.

La realidad de la existencia en la comarca del preciado metal atrajo el interés de los conquistadores, cuando Augusto impuso el nuevo sistema monetario basado en el oro. Tras el afianzamiento del Imperio, el Bierzo cambió radicalmente, así como la organización y dedicación de sus habitantes. La minería del oro se convirtió en la principal actividad general y todo el entorno se reorganizó para ponerlo al servicio de una nueva forma de minería,  a gran escala. Se crearon poblados mineros cuyos habitantes trabajaban en las explotaciones, pero también otros establecimientos donde se trabajaba el hierro y fabricaban las herramientas necesarias para extraer el oro. Además se construyeron las casas lujosas de las autoridades de las explotaciones, ubicadas en las zonas bajas cercanas a las minas.

Todo ello generó un nuevo paisaje que estuvo en explotación entre los siglos I y III, para a partir de esta centuria caer en el abandono. El sistema empleado en la explotación, la desintegración de las montañas a través de la fuerza del agua (ruina montium) creó un espectacular paisaje fósil que se ha conservado hasta nuestros días y que hoy puede recorrerse siguiendo diferentes itinerarios. La singularidad y belleza del mismo, y su importante contenido arqueológico y cultural, le ha hecho merecedor de su inclusión en la lista de lugares del Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1997 y su declaración como Monumento Natural en 2002.

En la localidad de Las Médulas se llega al Aula Arqueológica, donde el visitante recibe información sobre los recorridos posibles, ya que algunos recorren la mina, mientras que otros se orientan a conocer los castros prerromanos y los asentamientos romanos ligados a la explotación. Se informa sobre el paisaje que va a contemplar, cómo se ha formado y porqué tiene el aspecto actual; todo ellos a través de maquetas, dibujos, mapas y reproducciones de muchas de las herramientas utilizadas en la mina. Este centro se refuerza con otros dos de menores dimensiones situados uno también en  la localidad Las Médulas, el Centro de Recepción de Visitantes, y otro en Puente de Domingo Flórez el Centro de Interpretación de los Canales, que recopila todas las rutas.

Al llegar a las Médulas, el primer punto visitable es el Mirador de Orellán, en el que se tiene una visión del paraje completo de las minas, el paisaje que se formó con la explotación minera, y desde donde comienzan las diferentes rutas, todas con un desarrollo entre 3 y 5 km.

Para llevar a cabo esta explotación minera fue necesario utilizar gran cantidad de agua, por lo que los romanos construyeron una extensísima red de canales que permitían su abastecimiento desde los altos de La Cabrera, a más de 100 km de distancia. Estos canales se tallaban en la roca e iban encajados en ella hasta llegar a depósitos donde se almacenaba el agua hasta su uso. Esta se dejaba caer repentinamente en la montaña, en su interior y provocaba el derrumbe del terreno; la tierra movida se conducía por medio de agua hasta los canales de lavado donde, con la ayuda de ramas de brezo, se retenían las pequeñas pepitas de oro. Este sistema de la ruina montium, que precisaba de una extensa red de galerías subterráneas comunicadas. Una de estas galerías es la de Orellán, que puede ser visitada; se trata de un túnel excavado en el siglo III en el que pueden observarse incluso las marcas de las herramientas en las paredes, testigo de los trabajos para su excavación.

Otro punto destacado en la visita es el Mirador de Reirigo desde el que se divisa una vista magnífica de la zona explotada con el sistema de ruina montium; se pueden contemplar los frentes de explotación, las acumulaciones de piedras, los canales de evacuación e incluso el Lago de Carucedo, masa de agua artificial formada por la acumulación de desechos de la explotación minera romana que provocaron un embalse artificial.

También pueden visitarse sendos poblados astures que han sido objeto de excavaciones arqueológicas y se han acondicionado; sus muros han sido consolidados y se ha colocado señalización explicativa de los mismos. Son los conocidos como El Castrelín de San Juan de Paluezas y el de Borrenes.

El primero muestra claramente la organización del hábitat astur, con un poblado en alto, un castro, defendido por una muralla y un foso, con las viviendas circulares adosadas a la cerca. Se puede contemplar una de estas casas con una compartimentación en varios espacios, con un almacén o granero donde el suelo se elevó para proteger los alimentos de la humedad, a modo de hórreo, una cocina, un espacio para dormir y otro dedicado a pequeñas labores artesanales.

El castro de Borrenes nos permite ver cómo la llegada del mundo romano impidió finalizar su construcción; la edificación de las viviendas quedó interrumpida y la muralla fue destruida parcialmente.

El poblamiento romano también puede ser visitado recorriendo el poblado de Orellán.  Parece que sus habitantes se dedicaron mayoritariamente a la fabricación de herramientas de hierro, ya que existen numerosas evidencias, documentadas en su excavación arqueológica, que así lo atestiguan, como acumulaciones de escoria de hierro o la existencia de hornos en el interior del recinto. A diferencia del urbanismo de los castros astures, aquí las calles siguen trazados perpendiculares con casas de planta cuadrangular.

Los romanos también construyeron viviendas suntuosas, con patios centrales a los que se abren las habitaciones imitando el modelo de las domus romanas. Así sucede en la domus de Pedreiras del Lago; un edificio que fue construida a orilla del Lago de Carucedo que conserva aún pintura mural adornando algunas de sus paredes y materiales constructivos de lujo, que nos indica que fue ocupada por algún funcionario romano que ocupara un puesto elevado en la organización del sistema de explotación minera.

 

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