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Antigua Rauda y aula arqueológica de Medinaceli

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La ciudad de Medinaceli se erigió en un punto estratégico de cruce de vías y con un dominio visual amplísimo sobre el territorio circundante. Pero los romanos heredaron el emplazamiento del pueblo indígena de los arévacos, que aquí establecieron la ciudad de Occilis; este núcleo comenzó a ser acosada por el ejército romano en el 153 a. C., cuando se construyó un campamento militar legionario en las inmediaciones para avanzar hacia Numancia.

Cuando finalmente Occilis fue conquistada y romanizada, se convirtió en un municipio, del que se conocen varias viviendas con suelos decorados con mosaicos que han sido localizadas en las excavaciones arqueológicas realizadas en el entorno de la Plaza Mayor.  Hacia el siglo III la ciudad perdió población y fue abandonada hasta época medieval. En el siglo X se convirtió en centro del control del territorio llevado a cabo por el general omeya Galib, que seguía instrucciones de Abderramán III. Se establecieron fortalezas y atalayas que marcaban la frontera y que podían ser controladas desde la posición destacada de Medinaceli. Desde aquí Almanzor organizó algunos de los ataques que protagonizó contra los reinos cristianos, e incluso cuando fue herido en Calatañazor, se retiró a Medinaceli, donde murió.

Toda esta historia puede conocerse con la visita al Aula Arqueológica situada en la Plaza Mayor. Comienza su explicación con los datos que se conocen de la ocupación prehistórica de la zona desde el Paleolítico, en la cercana Ambrona, hasta los poblados, dólmenes y enterramientos neolíticos.

El avance temporal continua por la etapa romana, donde se destaca el arco monumental que preside la ciudad, con una recreación de una calle romana y una casa porticada con mosaico.

La etapa medieval se representa con una mezcla de las tres culturas de la ciudad, con una recreación de un zoco árabe, una sinagoga judía y una necrópolis cristiana.

Desde el Aula se puede dirigir el visitante a contemplar el gran mosaico romano de los siglos IV-V, ubicado en el Palacio Ducal, y el impresionante arco monumental, sobriamente decorado, que se eleva sobre el cerro que ocupa la localidad. Se trata de arco de triunfo construido en el siglo I a imitación del de Trajano en Roma. Consta de tres arcos, único modelo en Hispania, y está construido con sillares de arenisca. Además de su función conmemorativa, era la puerta de acceso a la ciudad y símbolo del poder de Roma. Su silueta es fácilmente reconocible ya que fue la elegida desde el siglo XX por las señales de tráfico españolas para indicar en nuestras carreteras la cercanía de localidades con monumentos.

Podemos también conocer el castillo cristiano construido por los condes de Medinaceli en el siglo XIV, probablemente sobre la alcazaba árabe califal.  En el siglo XVI los condes trasladaron su residencia al Palacio Ducal, levantado junto a la alhóndiga, de la misma época. Desde el castillo se contemplan los restos de la muralla de origen romano, reconstruida en época medieval, primero por los árabes y, tras la conquista, por los cristianos.

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