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Museo de Palencia

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En el Museo de Palencia, situado en el edificio conocido como la Casa del Cordón, el visitante puede ver numerosos restos romanos de época imperial procedentes de toda la provincia, con cronologías entre los primeros años del siglo I y los últimos del IV d. C.

El recorrido por las salas romanas conduce al visitante por diferentes ámbitos de la vida cotidiana; así está la zona relacionada con la conquista romana en la que la presencia militar se representa con vasos de cerámica con el sello del alfarero y de la legión IV Macedonica que se asentó en Herrera de Pisuerga. También con piezas de armamento y se exponen pasarriendas, pinjantes y frenos de los caballos de las tropas de caballería.

En esta zona representativa de los momentos de conquista se muestran también utensilios de la vida cotidiana que se desarrollaba en los campamentos. Hay vasos de la cerámica denominada Terra sigillata fabricados en Italia y transportados por los soldados, lámparas de aceite y diversos elementos de adorno personal, como pendientes, pulseras o anillos.

La segunda zona del museo reproduce la romanización que se impone tras la conquista, pero con la que conviven elementos indígenas. Se muestran numerosos objetos que exponen esta simbiosis de culturas en la vitrina nº 2, que aloja los elementos de los ajuares de dos tumbas, una romana de Palencia y otra vaccea de Tariego de Cerrato.

La cerámica también quiere representar esa dicotomía, con piezas de sigillata romana, la cerámica fina de mesa romana, importada de Francia e Italia o producida en Hispania, que se exponen junto a las piezas con decoración pintada de clara tradición indígena. Se puede ver en la vitrina nº 3.

Reflejo de la convivencia de diferentes pueblos indígenas y de la relación existente entre ellos son las téseras de hospitalidad; unos documentos que se plasmaban en piezas de bronce con textos escritos en caracteres latinos o indígenas, de reducidas dimensiones y generalmente zoomorfos, que recogían diversos pactos o acuerdos entre comunidades. En el museo pueden observarse tres de ellas, procedentes de asentamientos romanos existentes en Palenzuela, Paredes de Nava y Herrera de Pisuerga.

Un paso más en el recorrido por el museo nos lleva a la zona donde se exponen objetos de uso diario, del hogar. El primer elemento representado y el más característico es la cerámica terra sigillata, desde las primeras producciones importadas de Italia, a las producciones ya Hispanas de época bajo imperial.

La vitrina nº 8 acoge lucernas, las lámparas de aceite típicas del mundo romano que se utilizaban en los hogares, pero también en lugares públicos. La mayoría son de barro, aunque también se fabricaban en bronce.

Las siguientes vitrinas exponen la vajilla de vidrio. Cuentan con gran número de piezas que proceden principalmente del mundo funerario, ya que formaban parte de los ajuares de las tumbas, tanto la altoimperial de la ciudad Palencia, como las tardías de las grandes villas.

El recorrido continúa con piezas pertenecientes al pequeño utillaje. Son instrumentos del adorno personal, como fíbulas o hebillas, de higiene corporal, los utilizados en la cirugía y medicina, las piezas de juego, relacionados con la música, juguete, navajas, cubiertos…

Se exponen también varias estatuillas de bronce, de diversa procedencia, elementos muy característicos del mundo romano. Son en ocasiones figuras independientes, pero podían también ser piezas integrantes del mobiliario.

Y la escultura de mármol ocupa también un lugar destacado en el museo. Posee dos bustos que son retratos privados procedentes de Becerril de Campos, influidos sin duda por la moda del imperial, procedentes de alguna de las villas romanas palentina.

La religiosidad está también representada en el museo y se hace con un amplio conjunto de aras, mayoritariamente de la ciudad de Palencia, pequeños altarcillos tallados en piedra, que muestran este aspecto religioso en muy diferentes ámbitos. Se encuentran presentes las aras votivas dedicadas a divinidades romanas, las de pequeño tamaño que reflejan la religiosidad en el ámbito privado y las procedentes del mundo funerario, que se erigían para señalizar las tumbas.

Conserva el museo 3500 monedas de las que se exponen unas 60 que se corresponden con las acuñaciones de todos los emperadores. Así, se puede observar con claridad cómo evoluciona la acuñación de moneda a lo largo del Imperio.

Recientemente se ha expuesto el llamado tesoro de Valsadornín; hasta fecha reciente un parte del mismo se encontraba depositado en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Se trata de un conjunto de unas 11.000 piezas acuñadas en el siglo III contenidas en un caldero de bronce.

La zona romana del museo concluye con la dedicada a la arquitectura que está magníficamente representada en las grandes villas tardías. Se exhibe una maqueta de la villa de La Olmeda con variados objetos procedentes de su excavación. Perteneciente a este mundo tardío destaca el magnífico mosaico denominado de Océano y las Nereidas, situado en la zona central de la planta más baja, lo que permite una cómoda visión del mismo desde la planta superior. Procede de una villa romana localizada junto al monasterio de La Trapa en Dueñas y muestra una la máscara del dios marino Océano, con sus característicos cuernos de pinzas de crustáceos y sus barbas de algas. Sobre la cabeza nadan dos delfines enmarcando el cortejo de Océano dos Nereidas, situadas a ambos lados de la cabeza del dios.

Fuera del ámbito de las villas, se exponen piezas que formaban parte de las construcciones romanas, públicas o privadas. Se pueden ver capiteles y basas fechados en los siglos I y II d. C que posiblemente proceden de un templo que se encontraría en la ciudad de Palencia.

Se exponen también ladrillos de todos los tipos usados en el mundo romano (bipedalis, sesquipedalis, bessalis) junto a fragmentos de pintura mural, con motivos geométricos o figurados, que decoraban las paredes de las casas. Además de los mosaicos, los grandes pavimentos de lujo de las villas, formados por teselas de colores, y se muestran también las tejas planas (tégulas) y tejas curvas (ímbrices), junto a antefijas (las piezas que decoraban los aleros de los tejados).

Se trata por tanto de un recorrido muy completo por el mundo romano el que se puede hacer en el Museo de Palencia, gracias a que los restos de este momento histórico son muy abundantes y variados en la provincia.

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