Obra Civil

Ciudad romana de Clunia. Coruña del Conde.

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Sin duda la antigua ciudad de Clunia es el yacimiento romano de mayor entidad de la provincia de Burgos. Se encuentra localizada sobre todo en el Alto del Castro, del término de Peñalba de Castro siendo conocida desde antiguo por la envergadura de sus estructuras, de forma que las primeras investigaciones y exploraciones se llevaron a cabo ya en el siglo XVIII.

Existió en los alrededores del mismo cerro un núcleo indígena, de la tribu celtibérica de los arévacos, denominado Kolounioukou, término del que derivaría luego el nombre de Clunia, que aparece citado en las fuentes clásicas a raíz el asedio que sufrió durante las Guerras Sertorianas, siendo destruida por Pompeyo en el año 72 a.C.

La ciudad fue un centro ya consolidado con organización municipal romana en tiempos del emperador Tiberio (14 a 37 d. C.) cuando ya acuñaba moneda propia.  Siendo ya Municipio se convirtió en época de Claudio (41 a 54 d. C.) en capital de Convento Jurídico dentro de la provincia Tarraconense. Su importancia se vio acrecentada porque en ella se autoproclamó emperador el general Sulpicio Galba, contra el gobierno de Nerón, al fallecer éste. Por eso la ciudad introdujo el sobrenombre de Sulpicia, pasando a la historia como Colonia Clunia Sulpicia.   

Su etapa de esplendor se centró en el momento en el que se convirtió en capital del Convento Jurídico, a mediados del siglo I. Se desarrolló como una urbe típicamente romana, organizada siguiendo el urbanismo imperial, con edificio públicos (foro, mercado, teatro…) y con un desarrollo imparable hasta el siglo III, mientras seguía siendo capital del territorio. En ese momento, como sucedió en otras urbes, se observa el comienzo de su decadencia con una cierta recuperación en el siglo IV y una ocupación dilatada hasta el VII, aunque ya con un papel menos destacado.

En la actualidad se puede visitar gran parte de la ciudad, que se encuentra excavada. La visita permite conocer su arquitectura pública y la arquitectura doméstica. La investigación también ha permitido descubrir las infraestructuras de abastecimiento de agua de la ciudad.

El recorrido comienza en el Aula de interpretación arqueológica donde se muestran al visitante varios audiovisuales explicativos y se exponen piezas procedentes de las numerosas campañas de investigaciones arqueológicas en la ciudad.

La siguiente parada debería ser el teatro, datado en el siglo I d.C., una gran construcción excavada en la roca que se conserva en excelente estado y que además ha sido objeto de una reciente restauración.

En la zona alta del teatro, sobre la plataforma en la que se apoya, el visitante puede ver las termas, del siglo II. Estos baños públicos se distribuyen en dos edificios simétricos pero independientes, que podrían corresponder a la diferencia de su uso por sexos. Son edificios monumentales a los que se accede desde el gimnasio o palestra, de grandes dimensiones, que conduce al visitante hasta la zona del baño propiamente dicha. Desde un vestidor inicial se llegaba a las piscinas decoradas con pavimentos de lujo. Primero la de agua fría, frigidarium, con suelo de mármol, la templada o tepidarium y la caliente o caldarium.

El foro imperial de Clunia se organizaba en torno a una gran plaza rectangular de unos 150 x 100 m, en cuyo extremo se encuentra la basílica. En un lateral del foro se localizaban las tiendas, llamadas tabernae y un templete con zócalo de mármol. En los extremos del foro se levantarían dos templos, pero de ellos solo se conocen algunos de sus restos, como las escaleras de acceso.

De las viviendas de sus habitantes, destaca la conocida como “casa de Taracena” (el apellido del arqueólogo que dirigió su excavación). Es una vivienda que debió pertenecer a una de las familias más destacadas de la ciudad. Está próxima al foro y ocupa una gran extensión que se divide en tres zonas. Una de ellas, la más alejada de la entrada se articula en torno a un patio porticado al que se abren las habitaciones. Otra zona, la central, es de planta rectangular con cuatro patios en forma de cruz y en donde se situaban las habitaciones principales, como el triclinium, o comedor,  pavimentado con mosaico o el oecus, o habitación principal, con ábside en forma de herradura.  Su construcción data del siglo I, con una reforma del siglo II.

La ciudad se asentó sobre un acuífero formado en un sistema cárstico compuesto por galerías y lagunas bajo las laderas del cerro, que fue explotado por los romanos mediante un conjunto de canales y pozos. “Cueva Román”, que así se denomina el conjunto de cavidades bajo la ciudad, conserva numerosas evidencias de las obras de ingeniería romana para el abastecimiento urbano, así como espacios simbólicos con inscripciones y representaciones religiosas, testimonios del valor administrativo, económico y social de esta infraestructura, que se fue abandonando a la vez que la ciudad perdía relevancia.

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